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Estudio de los mecanismos implicados en la internalización del bacteriófago 933W en células eucariotas. Programación 2021-2023

El Síndrome Urémico Hemolítico (SUH) es una enfermedad que se caracteriza por insuficiencia renal, anemia hemolítica, trombocitopenia y defectos de la coagulación, como consecuencia de una microangiopatía de localización renal predominante, pero que puede afectar también otros parénquimas, como sistema nervioso central y/o gastrointestinal (Cuellar Garzón et al., 2006). La principal causa de SUH son las infecciones con Escherichia coli productoras de toxina Shiga (STEC).
Argentina presenta la mayor incidencia a nivel mundial y, además, es la principal causa de falla renal aguda en la infancia y la segunda causa de trasplante renal en la adolescencia. Aunque la diálisis peritoneal ha reducido significativamente la mortalidad, aún no existen terapias preventivas, ni tratamientos específicos que posibiliten controlar el nivel de daño renal.
La bacteria Escherichia coli productora de toxina Stx (Stx) (STEC) se describió por primera vez, hace unos 40 años, como E. coli productora de toxina vero (VTEC), debido al efecto citotóxico sobre células Vero (Konowalchuk et al., 1977). Por su capacidad de producir toxina Stx, STEC puede causar dolor abdominal, diarrea sanguinolenta y baja fiebre. También puede derivar en enfermedades más graves como la colitis hemorrágica y el SUH. En el caso de la colitis, la enfermedad puede progresar a colitis gangrenosa, peritonitis y sepsis (Canpolat, 2015). En el SUH, puede producir anemia hemolítica, púrpura trombótica trombocitopenica (PTT), falla renal e incluso la muerte (Nguyen and Sperandio, 2012).
Los genes que codifican para la Stx están localizados en el genoma de un bacteriófago tipo lambda. Como resultado de la inducción del profago, las bacterias se lisan y los bacteriófagos pueden infectar otras bacterias presentes en el intestino (Cornick et al., 2006).
Los bacteriófagos tienen el potencial de ser utilizados como vectores para la transferencia de genes y como delivery vacunal. Sin embargo, los mecanismos por los cuales los bacteriófagos son capaces de ingresar a las células eucariotas siguen sin conocerse. La capacidad de las células de mamífero de transcribir y traducir los genes de stx2 fue reportado in vitro (Bentancor et al., 2013) e in vivo (Bentancor et al., 2013). También hemos observado expresión de GFP en macrófagos que fueron incubados con una variante del bacteriófago 933W (φΔTOX:GFP), en el cual la secuencia codificante para Stx fue reemplazada por la secuencia codificante para GFP. La internalización de bacteriófagos en células eucariotas y la expresión de proteínas incorporadas a sus genomas bajo el control de promotores eucariotas, ha sido reportado (Lankes et al., 2007; Sapinoro et al., 2008; Piersanti et al., 2004; Merril et al., 1971). La hipótesis principal del trabajo propuesto es que el bacteriófago 933W podría ingresar a las células eucariotas mediante unión a integrinas o receptores Fc.
Los resultados que se obtengan, será de relevancia para una mayor entendimiento de las infecciones con STEC, como también serán de gran utilidad para plantear nuevas alternativas terapéuticas para infecciones con E. coli productoras de toxina shiga con la finalidad de impedir el desarrollo del Síndrome Urémico Hemolítico.

Directora: BENTANCOR, LETICIA VERÓNICA.
Integrantes:
Carla Ivanna Rivero
Juan Trinchero
Lautaro Zubeldia
Elisabet Delgado
Elizabeth Alejandra Roa