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24 Marzo de 1976: Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia

El 24 de marzo de 1976, la Junta Militar integrada por los tres Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas derrocó al gobierno constitucional encabezado por María Estela Martínez de Perón.  Pocos días después, la Junta designó como presidente a uno de sus integrantes, Jorge Rafael Videla, Jefe del Ejército. Se había consumado un nuevo golpe de Estado, que se apoyaba en importantes sectores de la sociedad. Los otros integrantes fueron el almirante Eduardo Massera –por la Armada- y el brigadier Orlando Agosti, por la Fuerza Aérea. Las nuevas medidas del nuevo gobierno fueron el establecimiento de la pena de muerte a quienes hirieran o mataran a algún integrante de las fuerzas de seguridad; la clausura del Congreso Nacional; el reemplazo de todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia por jueces adictos al nuevo régimen; el allanamiento e intervención de los sindicatos; la prohibición de toda actividad política y la imposición de estricta censura para todos los medios de comunicación.
A excepción de los Ministerios de Economía y Educación, todos los restantes fueron ocupados por militares, al igual que los gobiernos provinciales, municipales y los canales de televisión y radio. La vida cotidiana de todos los habitantes fue atravesada por la censura y la represión. Se cerraron dos carreras universitarias (Psicología y Antropología) y se prohibió, por “subversiva” a la matemática moderna en la provincia de Córdoba.
En términos económicos el Ministro de Economía de la dictadura, José Alfredo Martínez de Hoz, anunció el 2 de abril su plan para contener la inflación, detener la especulación y estimular las inversiones extranjeras.Con ese clima económico, la Junta Militar impuso el terrorismo de Estado que, fuera de enfrentar las acciones guerrilleras, desarrolló un proyecto planificado, dirigido a destruir toda forma de participación popular. El régimen militar puso en marcha una represión implacable sobre todas las fuerzas democráticas: políticas, sociales y sindicales, con el objetivo de someter a la población mediante el terror de Estado y así imponer el "orden", sin ninguna voz disidente. Se inauguró el proceso autoritario más sangriento que registra la historia de nuestro país. Estudiantes, sindicalistas, intelectuales, profesionales y otros fueron secuestrados, asesinados y "desaparecieron". Mientras tanto, mucha gente debió exiliarse.
A sólo un año del golpe (ya en plena tormenta de violencia) el militante político, periodista y escritor Rodolfo Walsh envió su lúcida “Carta abierta de un escritor a la Junta Militar” uno de los documentos más importantes de la literatura política argentina. En ella manifiesta, que: 
“Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. …La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada…  estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no solo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.  En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40 %,disminuido su participación en el ingreso nacional al 30 %, elevado de 6 a18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten nien los últimos reductos coloniales. Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convierte en una villa miseria de diez millones de habitantes.
Éstas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.

Rodolfo Jorge Walsh. - C.I. 2845022
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.
Poco tiempo después R. Walsh fue asesinado, como tantos otros luchadores de aquellos años oscuros. En la UNPAZ les rendimos un sentido homenaje y eterno recuerdo.